Wilmer se movió con su amiga y su hija en una casa que se había dividido en dos unidades en la parte oriental del estado de Washington los fines de la década 90. “Acerca de la temporada cuando salió la película ‘The Blair Witch Project’ en los cinemas,” dijo él. Después de haberse movido, los primeros dos meses eran quietos. Pero, después de eso, empezó de oír pasos que originaban del sótano, continuaba al piso superior y luego al segundo piso en donde se ubicaban los cuartos. Los pasos se acercaban a la puerta de su cuarto, la abría y continuaba al cuarto de la niña el cual que estaba al lado del suyo.
Al inicio pensaba que era su amiga por que trabajaba a menudo hasta muy tarde. Pero, una noche el sabía que ella estaba dormida, y sin embargo oyó los mismos pasos. Según Wilmer esto era muy común.
Wilmer recibió un atrapasueños aquella navidad. El atrapasueños es de origen Ojibwa y luego nativos de otras naciones lo adaptaron. Típicamente, el atrapasueños es un aro hecho con madera de sauce y hay una red en su interior. El aro está decorado con objetos sagrado tal como plumas y cuentas. Según la tradición, el dueño lo ubica sobre la cabecera de la cama. El propósito es darle al dueño descanso durante la noche. Sueños buenos se atrapan en la red y son transmitidos a la persona dormida tras las plumas y las cuentas. Pesadillas, al otro lado, pasan por los huecos.
Wilmer lo mantenía en la cabecera. Una noche decidió colgarlo atrás de la puerta de su cuarto. Y, la misma noche oyó de nuevo los paso caminando las escaleras. Pero, los pasos se detuvieron esta vez cuando se acercaron a la puerta. En vez de seguir su ruta normal y continuar por la puerta, Wilmer escuchó que los pasos haciéndose más pesadas y también oyó gritos mientras que bajaran al sótano.
El sótano era completo y amueblado. Ya que Wilmer creció durmiendo en sótano embrujado, naturalmente evitaba bajar las escaleras a aquel piso de la casa. Siempre el daba escalofríos y el interruptor más cercano se ubicaba en el medio del espacio. Siempre se sentía muy incómodo ahí, y según él, el aire sentía muy "denso".
El espacio no le daba problemas a su amiga y no le incomodaba. Sin embargo, Wilmer volvió a casa un día y encontró su hija llorando, todavía un bebé, en la parte superior de las escaleras que bajaron al sótano. La bebé siguió llorando y gritando "¡Mamá! ¡Mamá!”. Empezó a sentirse mareada, se desmayó y se cayó. Pero, algo o alguien le impidió su caída. Cuando aprendieron la luz, se quedaron sorprendidos al notarse de las contusiones en el brazo. ¡Tuvieron tan susto por que ellas tenían la forma de manos adultas! ¿Fue es espíritu quien evitó que ella se cayera?
Poco por poco entendían los motivos del espíritu. Si eran su amiga o su hija, el espíritu era muy protector. Pero, si era Wilmer, el espíritu se convirtió muy antagonista, pero no lo atacó nunca.
Determinados a averiguar la identidad del espíritu, su amiga y otro amiga tuvo una sesión de espiritismo. Wilmer jugaba con la niña en otra parte de la casa. Usaron la baraja Tarot y le preguntaron al espíritu. Lo que lograron de averiguar fue que era el espíritu de un hombre que falleció en la casa. Protegía a la amiga y su hija. Pero, odiaba a los otros hombres. Cuando Wilmer entró el cuarto en donde se comunicaban con el espíritu, se perdió la "conexión" de seguida. El espíritu se negó a comunicarse más mientras que Wilmer estuviera presente.
Su amiga mantenía cuarto pajaritos. Hace un año y después de volver a casa una noche fría, su amiga encontró tres de los cuarto muertos en la jaula y se dio cuenta de que el cuarto hacía mucho frío. Uno de los pajaritos estaba ausente.
“¿Cómo puede ser?” ella pensó. “¡La calefacción estaba aprendida todo este tiempo! Y, ¿dónde está el cuarto?”
Buscaron por toda la casa. Hubo un estruendo u otro ruido que los atrajo al sótano. Cuando no pudieron encontrar el origen del ruido, volvieron al cuarto en donde estaban los pajaritos y se dieron cuenta de que el cuarto pajarito había vuelto y estaba vivo.
Wilmer vivió en aquella casa un año más antes de que se moviera a Seattle.